31-ago. Diez doncellas con lámparas (Mt 25,1)


¿Conoces la historia? ¡Qué escándalo! Las doncellas sabias se han vuelto egoístas, y las necias las débiles que hay que defender. Pero de esto, ¡ni una sola palabra! Tan preocupado me deja que pienso que ésta es el núcleo de la parábola, provocar la indignación, descubrir que no todo se puede compartir en este mundo. Podemos compartir cosas, podemos dejar un poco de lo nos sobra en ocasiones, o incluso podemos darlo todo y quedarnos con las manos vacías. Pero en otros casos, no pocos, aunque queramos seríamos incapaces de «compartir». No por egoísmo, sino por estructura personal. No podemos compartir vida, salud, motivación, alegría, inteligencia, sabiduría, amor, sacrificio. Aquello que decimos que es «contagioso» ni se divide ni se comparte. Quizá se pegue, pero no se comparte.

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