No creas que es un don. Igual que ves más allá de lo que está delante de las narices, también todo hombre tiene, por su corazón y su razón, capacidad para ver en el futuro, adelantarse en él, prever y ordenar su vida en función de lo que viene. En algunos casos, fruto del esfuerzo del hombre, y en otros, sin saber explicar bien cómo, porque el anuncio nos llega de lo que está por venir, que está llegando, que es como si se viese a lo lejos en el tiempo caminar hacia nosotros en el presente. No te puedo decir por qué, ni cómo. Sólo que hay quienes disponen, según parece, de unos telescopios especiales o catalejos para otear.
Podríamos pensar entonces que se trata sólo del privilegio de unos pocos, dotados de especiales cualidades y virtudes. Y no es así. El anuncio está hecho a todos, a todos se les reclama desde lo que está por llegar, que es la Navidad y es inminente. Cuando alcance el ritmo de nuestra vida, cuando nos introduzca en su Misterio, existirán dos tipos de hombres: los que escucharon, y los que no, los que se prepararon y los que todavía, un año más, no se dieron cuenta de lo que estaba por suceder y lo que se venía encima. Unos, como es lógico, disfrutarán asombrosamente, con mayor capacidad de asombro si cabe, que los otros. Y paradójicamente serán aquellos que han tenido guardada en su memoria, en su interior durante más tiempo, la palabra de lo que no había acontecido todavía.